Todavía hoy en día hay empresas que
infravaloran el gran poder de las redes sociales, ignoran su eficacia
como canal de comunicación entre la marca y sus clientes. A consecuencia
de ello, algunas organizaciones sufren graves crisis de reputación
online, una situación que se da con más frecuencia de la que pensamos.
He aquí una relación de las situaciones más comunes que nos podemos
encontrar:

Subestiman el poder de las redes sociales. Crisis
en el seno de la organización; un problema detectado en el proceso de
fabricación de su producto estrella provoca que éste no cumpla las
condiciones obligatorias sanitarias. Por fortuna no es perjudicial para
la salud. La empresa decide cerrarse en banda, emitir un par de escuetos
comunicados a la prensa y hacer caso omiso de la opinión pública. El
debate se echa a la calle y salpica, obviamente, las redes sociales,
donde los comentarios, en absoluto agradables, campan a sus anchas por
doquier, plagando el escenario del social media.


Mala gestión de un ataque por parte de un troll.
Un ser sin escrúpulos, usuario habitual de las redes sociales, decide un
buen día arremeter fieramente contra un proveedor de hardware en foros
especializados. La empresa lo detecta, pero decide seguir su práctica
habitual de no tomar partido en la contienda. El fuego incendiario se
expande por toda la red, devastando a su paso por completo la reputación
online de la marca, sin que ésta mueva un solo dedo. Es altamente
recomendable no alimentar a los trolls, pero no hay que permanecer
impasible incluso después de que éste haya desaparecido. Conviene
controlar los distintos focos del fuego, con el fin de paliar los daños y
una vez finalizado, iniciar un arduo proceso de reconstrucción y
saneamiento de la reputación perdida.
Inapropiada actuación por parte del CM de la empresa.
El Community Manager de la empresa, quien no es consciente de estar
actuando bajo su perfil corporativo, emite su valoración personal sobre
un tema acerca del cual los seguidores de la marca a la que representa
están especialmente sensibilizados. La respuesta de la comunidad no se
hace esperar. Se desata una auténtica tormenta de comentarios acerca de
tan inapropiada opinión. La empresa se ve desbordada. En esta ocasión no
se trata de despedir al Community Manager, sino que, como portavoz de
la empresa en redes sociales, ha de salir a la palestra y ser
consecuente con sus actos. Posteriormente se tomarán las medidas
oportunas contra su pesona.

Olvidan que el social media es un canal de comunicación bidireccional.
La empresa tiene abiertos perfiles sociales corporativos, pero no
monitoriza la presencia de su marca en este medio. Tampoco revisa
habitualmente la entrada de los comentarios que recibe a través de sus
perfiles. Únicamente se limita a emitir con cierta periodicidad
comunicados y mensajes, sin evaluar su repercusión. Ha olvidado que el
social media es un canal bidireccional 2.0; donde ya no ostenta en
exclusiva el poder de la palabra. Se ha abierto una puerta a la
comunicación que ya es imposible de cerrar, por lo que ha de aprender a
interactuar con sus usuarios y considerarles de igual a igual.
Formar a los portavoces de la empresa en materia de comunicación 2.0.
En una aparición pública el principal responsable de la empresa, cegado
por su ego y prepotencia, es incapaz de reconocer su error y realiza
una declaraciones cargadas de excusas y vagos datos que en poco o nada
sirven a la prensa ni a la opinión pública. Es importante que sean los
máximos responsables de la empresa quienes hagan acto de presencia, pero
hay que educarles debidamente para que sepan cómo han de actuar.
Desconocen que el personal interno posee voz propia.
Un empleado de la empresa critica el mal funcionamiento de la misma
desde su perfil personal en Facebook. De su comentario se hacen eco
miles de personas, hasta desencadenar una verdadera corriente de opinión
negativa hacia la marca. Hay que concienciar a los trabajadores de que
son interlocutores directos de la marca y por supuesto, tenerlos
contentos y cumplir toda la legislación vigente respecto a salud
laboral, contratación y cualquier otro aspecto laboral.
Niegan los hechos. La empresa se niega en rotundo a
admitir que su empresa esté pasando por una grave situación económica,
un hecho que es a todas luces más que evidente. En su lugar, optan por
intentar aparentar normalidad y vivir al margen de los comentarios que
bullen en la red. Desgraciadamente, la verdad cae por su propio peso,
hundiendo con ella la imagen de la marca, que permanecerá soterrada bajo
los escombros.
La empresa se siente herida y ataca directamente a su contrincante.
Ante una crítica a la empresa por parte de un usuario, decide sacar la
artillería pesada y arremeter directamente contra su oponente. Con esta
ofensiva postura únicamente consigue agravar la situación y dañar
seriamente su reputación online. Las redes sociales no son el escenario
donde celebrar una batalla campal, sino un lugar público abierto al
diálogo. Los usuarios en la mayoría de las ocasiones se acercan a ti
para demandar tu atención, defender sus intereses no implica atacar los
tuyos. Interpreta las críticas como oportunidades de mejora y utilízalas
en beneficio propio. Todos saldréis ganando.
¿Qué situaciones de crisis de reputación online has vivido? ¿cuál
ha sido tu modo de gestionar las redes sociales? ¿has conseguido salir
airoso?
Fuente del artículo: puromarketing
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